Que te calles Karmele
Cuando era pequeño, los viernes por la noche había dos programas, Un, dos, tres en la Primera y La Clave en el UHF. Mis padres querían ver el segundo, así que solía irme a casa de mis abuelos para ver a Mayra, Bigote, Ozores, las tacañonas y las azafatas, mientras ellos veían ese peñazo en el que seis tipos con traje hablaban educadamente hasta las dos de la mañana moderados por otro que fumaba en pipa. Han pasado unos 25 años y ambos programas han desaparecido después de un intento por volver, aunque lo más exacto sería decir que se han fusionado en los actuales debates políticos. Los moderadores se parecen más a Mayra que a Balbín porque su objetivo no es conducir el debate a conclusiones, sino gestionar el ruido. En ellos, participan tipos caricaturescos como lo eran Bigote, la Bombi, la Pelos o el Dúo Sacapuntas que, para ser reconocidos, tienen que repetir su coletilla. La Bombi decía porqueseraaa y el Dúo Sacapuntas, veintidó, veintidó, veintidó. Antes de que abran la boca, sabemos perfectamente lo que van a decir Enric Sopena, María Antonia Iglesias, Isabel San Sebastián o Herman Tertsch porque también tienen sus coletillas y son escogidos no porque tengan algo interesante que decir, sino porque defienden incondicionalmente no su postura política, sino la postura política del partido que avala su presencia en el programa. Sabemos que no van a llegar a ninguna conclusión porque, cuando el otro habla, el objetivo no es escuchar a ver qué dice, sino buscar el momento exacto para interrumpirlo para soltar la coletilla preparada de casa. Y, en Sudamérica es peor. Recuerden que allí, en lugar de Mayra está Laura.
El problema de la Cumbre es haber mezclado en crudo a dos tertulianos de Balbín con un invitado de Laura. Logran sacar lo peor pero es triste que el tono se unifique por abajo.
PD: Hace unas semanas, Carod Rovira no supo distinguir entre él y él como vicepresidente de la Generalitat. Ayer, pasó lo mismo. No puede ser.